Soportar como se pueda
Más que elocuente es el estado complicado por el que atraviesa el sector comercial, producto de una cuarentena excesiva, que el año pasado empezó a poner en riesgo su fuente de ingresos y a otros les significó el derrumbe final.
La inmovilización laboral y por ende productiva teniendo en cuenta la cadena de actores que hay detrás de la comercialización de un producto, no solo es consecuencia de la mala praxis en cuanto a la prevención de la pandemia, sino a un nefasto nos saber qué hacer por parte del Gobierno, que cada vez excluye a más ciudadanos y esto se manifiesta en las cifras de una elevadísima y vergonzosa pobreza. El viernes pasado se movilizaron durante horas en la Capital Federal, haciendo caso omiso, a restricciones y DNU del presidente Fernández, unas 50 mil personas de distintas organizaciones sociales con un variado temario de necesidades que pretendieron hacer llegar al ministro de Desarrollo Social.
A este inquietante panorama se manifiesta en forma palmaria en la quietud comercial que se observa en Necochea. Escasean las compras y ya no se trata de los últimos días del mes, sino en cada jornada. Hay comercios que prácticamente “no mueven” la caja y hasta los que venden alimentos no escapan a la realidad.
En este marco, el Ejecutivo municipal se apiadó del sufrido sector y aún en la escalada de contagios de Covid de la segunda ola, les permitió por el fin de semana largo a los gastronómicos extender su horario hasta las 23 y a los comercios de otros rubros hasta las 20, algo que sinceramente causa gracia.
La medida, en plena fase 2 y por cierto desoyendo lo dictaminado por la Provincia, ante el acuciante presente también se replicó con decisiones similares de los intendentes de Tandil y Balcarce. Es que la miseria y la desprotección del Estado para los que trabajan, dan trabajo, producen y sostienen al sistema público, atraviesa a todo el territorio provincial.
En el caso específico de los gastronómicos, acumularon el año pasado cinco meses sin poder recibir clientes. Y lo poco que pudieron hacer se remitió al delivery o la entrega en puerta de su producción (take-away. Dos herramientas que no alcanzaron para nada y hubo quienes ni siquiera la pusieron en práctica por lo inoperante ante el duro golpe a sus economías, sobre todo para los emprendedores con varios empleados.
Tras casi un año y medio desde la aparición en escena del coronavirus y la errónea decisión del Gobierno de aplicar una cuarentena exagerada que no dio los resultados esperados y sólo destrozó la fuente de ingreso y laboral de muchos, lo que se ve en el rubro comercial.
En el camino quedaron numerosos emprendedores. Varios comerciantes tuvieron que bajar las persianas – en el sector céntrico se observan locales desocupados como saldo de este vendaval- o intentar reformularse para sobrevivir, por supuesto con variada suerte.
Y a la espera ansiosa por parte de los vacunados con la Sputnik V por la segunda dosis, de la cual no hay fecha cierta de su llegada sigue la situación sanitaria sin ser controlada. A merced de una tercera ola de contagios que es de esperar no se produzca y con la vacuna como único escudo de protección, desde esta tierra poco menos que arrasada ansiamos que nos llegue el presente de varias naciones del mundo que ya empiezan a superar el Covid-19. Mientras tanto, los que quedan en pie deberán seguir aguantando como puedan.///