Sin vehículos en la playa
En su última sesión, el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad, una ordenanza que prohíbe durante todo el año la circulación de vehículos por la arena, más precisamente en las playas céntricas.
La norma, que deberá ser promulgada por el Ejecutivo para entrar en vigencia, modificó una ordenanza anterior, que establecía tal prohibición en el periodo de Semana Santa al 1º de septiembre de cada año.
La decisión fue celebrada por el grupo que desde hace años viene trabajando bajo la consigna “por una playa sin motores”, resaltando los perjuicios que se han registrado por la creciente expansión que ha tenido en las últimas décadas la costumbre de bajar a la arena en camionetas o jeeps, y si es posible estacionarlos sobre la lengua del agua.
Sin dudas que el mayor reclamo y oposición a la vez, tiene que ver con el peligro que conlleva el desplazamiento de vehículos en un espacio para el solaz, descanso y tranquilidad.
Si bien no han proliferado los accidentes en las playas de Necochea y Quequén, si los ha habido, con diversas consecuencias para la víctimas atropelladas por los rodados, en maniobras negligentes de los conductores.
Sin embargo la más grave se produjo el pasado 25 de diciembre, cuando un niño de 2 años perdió la vida, tras ser arrollado en la playa por una camioneta que hacia marcha atrás, causando suma consternación y que reavivó la polémica y multiplicó el pedido para que se prohíba la circulación en la arena.
El drama generado por este accidente, con la temporada en ciernes, dilató la toma de decisiones por parte de los concejales y del mismo Ejecutivo, lo que se terminó consumando en la última sesión del cuerpo deliberativo.
La cuestión de la bajada y por ende circulación de vehículos por la arena, presenta varias aristas, en las que contraponen sus posturas quienes disfrutan de la misma, y la de aquellos que atinadamente sostienen que la playa es para disfrutar en paz, sin tener que estar alerta por las posibles maniobras de algún inconsciente conductor.
En principio queda en claro el cambio de costumbres que se han producido, en este caso con una moda al principio, pero que ha crecido en el tiempo y ya son cientos y cientos los vehículos en la arena.
Y si bien las autoridades han intentado poner orden para que convivan quienes son gustosos de bajar en sus rodados y los que entienden que la playa debe ser un sitio lo más pacífico posible; no han logrado su cometido.
Está claro que por más voluntad y personal de Tránsito que se disponga desde el municipio para un eficaz y exhaustivo control en el respeto del sentido de circulación en las bajadas, rodamiento y maniobras en la arena, toldo resulta insuficiente.
Sería injusto cargar las tintas sobre todos los que bajan a la arena con sus vehículos, ya que se observa que la mayoría son responsables y cuidadosos, pero tampoco son pocos los que hacen lo que les place, no respetan normas vigentes y se movilizan temerariamente, poniendo en riesgo la vida de terceros.
La ordenanza que espera ser promulgada busca amortiguar la posibilidad de accidentes, al menos en los sitios más concurridos. Pero seguirá siendo insuficiente si no recapacitan los poseedores de vehículos, incluyendo motos a las que se suele ver a alta velocidad por la arena, y no se afianzan los controles desde el Estado. En definitiva se trata de vivir civilizadamente y prevenir, para luego no tener que derramar lágrimas de dolor ante la pérdida de más vidas.