La intolerancia y la violencia se vuelven un tema para poner atención entre los jóvenes
Las relaciones humanas entre ellos generan preocupación en varias instituciones
Hace poco, desde Ecos Diarios se realizó una nota directivos de un jardín de infantes de Necochea, donde la directora manifestó que uno de los temas que más tienen que trabajar en las aulas con los chicos es la “tolerancia”. Quizá por los tiempos en que vivimos, por la sobreabundancia de información o porque parecen madurar más rápido que antes, los chicos tienen que trabajar la tolerancia y la paciencia desde muy pequeños. Y no solo la tolerancia a actos de terceros, sino incluso a la propia frustración.
Por su parte, los colegios primarios y, sobre todo, los secundarios tienen que hacer énfasis en estos temas para evitar que los problemas lleguen a mayores.
Aun así, existe preocupación de los equipos de orientación escolar y familiar, como así también de otras instituciones, porque continúa habiendo casos de violencia vinculados a adolescentes y jóvenes, como así también la necesidad de intervención profesional.
En las escuelas públicas han comenzado a hacer informes trimestrales sobre diferentes situaciones de conflicto o violencia, habiéndose registrado en nuestro distrito más de 60 entre junio y agosto de este año.
Por otro lado, ha resultado preocupante también la cantidad de casos de autolesiones o suicidios en jóvenes, como así también la cantidad de casos de bullying o ciberbullying.
En varias ocasiones, el acoso comienza entre compañeros de colegio y luego continúa en las redes, haciendo que el “mal momento” se extienda a prácticamente todo el día y se amplifique.
Por otro lado, la Comisaría de la Mujer ha logrado conformar recientemente un equipo interdisciplinario con psicólogos y trabajadores sociales, para sumar ayuda a dar una mejor solución ante las denuncias que se realizan, cubriendo un horario amplio, entre las 8 y las 20.
Son muchas las instituciones locales que tienen el foco puesto en las distintas aristas de este tema, ya sea violencia por cuestiones de género, violencia familiar, acoso escolar, acoso en redes sociales, entre otros temas. Incluso existe preocupación en los colegios por algunos casos de agresión en inmediaciones al monumento al Centenario, donde varios chicos han indicado que reciben insultos y provocaciones de quienes se encuentran allí.
Para tratar algunos de estos temas, se reunió días atrás en el Concejo Deliberante la Mesa Local Intersectorial de Prevención y Abordaje de la Violencia Familiar y de las Violencias por Razones de Género, que se había reunido por última vez el pasado 30 de septiembre.
Intolerancia
Las dificultades de los jóvenes para digerir el fracaso son una importante preocupación para muchos padres. Cuando no alcanzan lo que pretenden surge la aflicción, el enfado, el impulso de abandonar proyectos iniciados o la cerrazón en el pesimismo.
Los profesionales de la psicología advierten sobre la importancia de distinguir entre rabia y frustración. Son cuestiones distintas, aunque a menudo provocan reacciones muy parecidas. Cuando sentimos frustración nos culpamos a nosotros mismos por no materializar un deseo determinado. Sin embargo, al experimentar rabia sentimos que la culpa es de otra persona. Pueden producir el mismo enfado, la misma tristeza, idéntica desesperación, pero no son iguales.
La principal habilidad para tolerar la frustración es la paciencia, muy ligada a la actitud. Y se puede entrenar de una sola manera: esperando. Esto es algo que los niños de hoy en día no están acostumbrados, ya que, por poner un ejemplo, generaciones anteriores para ver un programa televisivo debían esperar a que sea el horario de emisión y esperar a que finalicen todas las tandas publicitarias del medio. Sin embargo, hoy los chicos, ya desde muy pequeños, han aprendido que toda la tecnología debe estar a su merced y que la opción de “omitir anuncios” en YouTube, por ejemplo, pueden ayudar a tolerar la frustración de tener que esperar y las búsquedas en plataformas online evitan esperar a un horario determinado. Así, las tecnologías no van incentivando la práctica de la espera.///