Jesuita Cardiel y su visión de futuro
En el año 1748 emprendía una expedición que lo acercó a nuestra zona, fue el primero en darle nombre el río Quequén al que llamó San José. Además, avizoró el potencial como puerto que tendría el lugar. Nació en España y llegó a la Argentina en 1729
Alejandra Fernández
Redacción
Con la entronización de la imagen del misionero jesuita José Cardiel en el monumento a su memoria erigido en la intersección de la avenida que lleva su nombre y calle 28, se concretaba la iniciativa impulsada por el presbítero Jesús Domaica, titular de la parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y que contó con el acompañamiento de numerosos fieles para darle tributo a esta legendaria figura.
Cronista, pastor y aventurero el padre Cardiel es recordado en nuestra ciudad por haber sido el primero en darle nombre el Río Quequén al que llamó San José y tuvo visión del potencial como puerto además de haber sido un cronista de la vida en las misiones y un magnífico cartógrafo.
La estatua fue en procesión desde Laguna de los Padres, en Mar del Plata, procesión siguiendo los pasos recorridos por Cardiel en nuestra región durante su extensa campaña evangelizadora. Una vez arribada a nuestro medio fue depositada en la parroquia Santa María del Carmen, participó de una serie de actos con motivo de la Semana de Mayo y, en la tarde del 20 de junio de 1994, se llevó a cabo una procesión para trasladarla hasta la ribera Necochea del río Quequén donde se efectuó un primer intento para depositar la figura de Cardiel en el pedestal construido al efecto. Inconvenientes técnicos impidieron completar la labor, la que finalmente se pudo llevar a cabo exitosamente el 28 de junio.
Vale mencionar que José Cardiel fue un misionero jesuita de importancia como naturalista y geógrafo -y particularmente, como cartógrafo-, al que se deben relaciones de flora, fauna y etnografía del Río de la Plata, y mapas precisos de varias zonas de Paraguay.
Concreción
El proyecto del padre Domaica de rendirle tributo a este hombre se vio coronado por el éxito cuando a fines de mayo de 1994, el obispo diocesano monseñor José María Arancedo bendecía el monumento emplazado sobre la margen Necochea y se daba culminación a la iniciativa luego de dos años y medio de estudios, que comenzó a cristalizarse con la construcción de las bases del monumento y se formalizó cuando la imagen de Cardiel partió en caravana desde Laguna de los Padres, replicando el viaje del jesuita efectuara en 1748, recorrido que actualmente se conoce como “Circuito Padre Jesuita Cardiel”.
Durante algo más de un mes el presbítero de Medalla Milagrosa encabezó la peregrinación replicando los pasos que doscientos años realizara el jesuita en una valiosa tarea de evangelización civilización y cultura, pasando por San Agustín, Lobería, La Dulce, Defferrari, San Cayetano, Orense, Claromecó, Cristiano Muerto para finalmente arribar a nuestro medio, en lo que se constituyó en un verdadero acto de fe.
El acto fue presidido por el obispo y contó con la presencia de un importante número de fieles cristianos así como los intendentes de Necochea y Tres Arroyos, José Antonio Aloisi y Fernando Ricci, respectivamente; el titular de la parroquia Santa María del Carmen, monseñor José de Luis; el creador de la idea y párroco de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, Jesús Domaica y el jesuita Ignacio Pérez del Viso, entre otros.
Durante la breve alocución Arancedo destacó las virtudes de Cardiel, elogió la obra que llevó adelante Domaica y entregó un libro bíblico al intendente local, quien a su turno hizo una reflexión acerca de la figura que se honraba y, finalmente, el jesuita Ignacio del Viso trazó una síntesis de la personalidad y obra de Cardiel, invocando a los jóvenes a seguir su ejemplo.
Historia
Sobre la margen Necochea del río Quequén, frente al Puente Dardo Rocha, se encuentra emplazado el monumento en el que se destaca la figura del legendario jesuita. Un sombrero oculta el rostro del padre José Cardiel y una sotana cubre su cuerpo en tanto que en una de sus manos lleva una cruz y con otra realiza un gesto dadivoso.
Quizá poco se conoce de la historia de este sacerdote que nació el 13 de marzo de 1704 en La Guardia, Álava, España e ingresó a la Compañía de Jesús en 1720, ordenándose sacerdote en abril de 1728. Un año más tarde llegaba a Buenos Aires y en 1731 partía hacia las reducciones Guaraníticas (hoy Paraguay) donde prestó servicios en numerosas funciones.
A partir de entonces su labor fue incesante y dejó documentadas sus expediciones y experiencias que luego de la fundación de la Misión del Pilar en las inmediaciones del Volcán (Balcarce), el 6 de mayo de 1748 partió en expedición en la que bordeó el Río Quequén chico y cruzaron el Quequén Grande por el lugar conocido como Paso de Otero, cercano a La dulce. Según su propio relato, ahí se detuvieron a descansar y oficiaron la primera misa el 13 de mayo.
Al día siguiente llegaron al lugar que los indios conocían como el País del Diablo y abandonados por el baqueano y el lenguaraz, iniciaron el regreso por la playa.
El 26 de mayo, Cardiel se acercó a la desembocadura del río Quequén, al que llamó San José y registró detalladamente, dejando asentado su potencial como futuro puerto.
Luego siguió viaje hasta la estancia San Ignacio del Volcán –que pertenecía a la reducción del Pilar-, siguió hacia San Clemente. Llegó a la reducción de la Inmaculada Concepción de las Pampas a mediados de junio y de ahí partió en dirección a Buenos Aires
Posteriormente, participó de otras exploraciones y regresó a las reducciones paraguayas en 1750. En 1767 se vio obligado a partir con destino a Italia al ser expulsada del Virreinato la Compañía de Jesús. Falleció en Bologna en 1781 donde había fijado su residencia luego de abandonar América, lugar que evocaba en los últimos años de su vida.
Bendición del monumento
Una extensa caravana de fieles acompañó la llegada de la imagen del jesuita el 17 de mayo de 1994 y se trasladó desde el acceso de la ruta 228, en dirección a la Parroquia Santa María del Carmen, luego de haber efectuado el mismo recorrido que hiciera Cardiel durante su campaña evangelizadora en la región.
De este modo se daba comienzo al programa denominado «semana de mayo», y que concluyó con la inauguración del monumento que recuerda al misionero.
A partir de entonces, se desarrolló una serie de conferencias, que contó con la presencia de los presbíteros Gustavo y Sergio, quienes abordaron el tema María del Rosario de San Nicolás.
Como parte del cronograma, el presbítero Cayetano Bruno, disertó sobre «misiones jesuíticas, Cardiel y los jóvenes» y en otro encuentro hizo lo propio sobre «Cardiel, el 25 de Mayo de 1810, ¿Qué sentido de esperanza esconde para nosotros?».
También estaban previstas conferencias a cargo de la profesora Adelina Pommerenck y D. Egisto Ratti.
Mientras que el 24 de mayo partió una peregrinación desde la Parroquia Santa María del Carmen hasta el monumento, portando la imagen para que fuera bendecida al día siguiente por el obispo diocesano, cerrando las actividades de la semana de mayo.
La obra se concretó gracias al esfuerzo mancomunado de la comunidad, en los primeros días de mayo se inició la construcción de la base. El monumento de cuatro metros de altura está emplazado frente al puente Dardo Rocha y cuya figura honra a este sacerdote jesuita que fue uno de los más destacados cornistas y pionero en la región.///
Crónicas de viajes
José Cardiel fue casi con seguridad el jesuita que mejor conoció nuestro territorio, recorriendo en sus trabajos apostólicos vastas regiones que van desde el Guairá, al norte de Asunción hasta las reducciones del Sur bonaerense, que en su época eran el límite austral de las misiones jesuíticas.
Desde su llegada mostró gran inquietud como fundador de poblados indígenas, con el régimen de la reducción americana. El origen de la palabra reducciones lo expresa muy bien el propio Cardiel en el título de una de sus obras: “Métodos para reducir a vida racional y cristiana a los indios infieles que viven vagabundos sin pueblos ni sementeras”. Reducirlos era concentrar a los nómadas en poblados, a los que se llamaba reducciones, para controlarlos y catequizarlos.
Entre el material que escribió se puede mencionar “Diario de viaje y misión al Río Sauce”, luego de la experiencia náutica en el Sur de nuestro país y también la obra “Las Misiones del Paraguay”
Los escritos de Cardiel son combativos, realizados muchas veces al calor de alguna polémica, sin casi elaboración previa, que reflejan las opiniones de un “hombre de acción”, porque de hecho ésa es la principal característica de su personalidad, la de un misionero que tenía cuarenta años de experiencia y había explorado las inhóspitas costas patagónicas.
Sus obras no poseen aparato erudito, pero, por el contrario, presentan un cuadro vívido e inmediato, ofreciendo una imagen, de lo que fueron las misiones jesuíticas y de lo que pensaban los misioneros.
En resumen, José Cardiel escribió, entre 1747 y 1780, distintos libros sobre las misiones jesuíticas de la Provincia del Paraguay. Todos ellos constituyen reescrituras de un mismo texto de base y pueden ser utilizados para analizar las modificaciones, supresiones y adiciones —es decir, las correcciones y reescrituras— entre los mismos.