Fauna en los médanos, especies que se instalan en cada primavera
El observador Ricardo Doumecq Milieu describe las variedades y sugiere medidas desde la comuna para resguardarlas de la actividad humana
Entre las transformaciones que en la naturaleza generan los cambios de estación, en este caso con la llegada y avance de la primavera, se instalan en los médanos de la playa necochense varias especies, alterando temporariamente la fauna del lugar.
El observador, fotógrafo y divulgador de la fauna local, Ricardo Doumecq Milieu, afirma que “los que estamos pendientes de la naturaleza, captamos a mediados de agosto cambios en el comportamiento de la flora y la fauna”; y agrega que “son cosas simples pero inequívocas, por ejemplo el chingolo comienza con su trino característico, la perdiz colorada con su chiflo desde el pastizal; torcazas y caranchos acarrean material para sus nidos y algunos mamíferos comienzan con sus disputas territoriales como la liebre europea”.
El experto da cuenta que en septiembre y octubre llegan las aves migratorias, los murciélagos que vuelven del norte; y así se hacen más visibles las especies locales que han mantenido el perfil bajo desde el verano pasado.
Una fauna adaptada
En el caso de la zona medanosa de nuestras costas se observa un esplendor menos brillante, su exposición a los vientos marinos, su aridez y a veces poca vegetación han desarrollado una fauna muy específica y adaptada.
Doumecq Milieu explica que “se detectan tres cordones de médanos. En el primero, pegado al mar, predominan los montículos de arena voladora mientras que en el segundo y tercero es donde se pueden encontrar algunos pastizales adaptados que albergan una rica fauna y flora. De hecho tenemos ahí especies exclusivas que, como se dice en biología, son endémicas del sistema dunoso bonaerense”.
Ya describiendo los ejemplares que se ven, el observador precisa que entre los invertebrados predominan coleópteros, lepidópteros y arácnidos tal como el inofensivo alacrán grande de los médanos (Brachistosternus multidentatus) y una pequeña mariposa llamada pampera argentina (Pampasatyrus quies)
En cuanto a reptiles, es fácil de encontrar la culebra ratonera (Philodryas patagoniensis) de amplia distribución en nuestro país. Es agresiva, de hasta 1,50 metros con un potente veneno pero con colmillos en la garganta lo que la hace inofensiva y es la encargada de mantener a raya la población de roedores.
También se puede encontrar un tipo de lagartos sin patas llamados viboritas ciegas y también lagartijas. Son seis especies distintas aunque la más vistas son la anfisbaena de quilla (Amphisbaena kingii) y las lagartijas de Wiegmann (Liolaemus wiegmannii) y de Darwin (Leiolaemus darwinii). “El staff no estaría completo si omitiéramos a la escasa lagartija de las dunas (Liolaemus multimaculatus) en estado de vulnerabilidad y exclusiva de nuestros médanos”, cita.
Sobre esta especie, el también integrante del Club de Observadores de Aves de Necochea apunta que “fue declarada “monumento natural“ de la provincia de Buenos Aires en 2017, lo que significa que gozan de protección absoluta, siendo factible sobre ellos únicamente la realización de investigaciones científicas debidamente autorizadas”.
Mamífero icónico
En mamíferos el más icónico es el tuco-tuco de los médanos o tuco-tuco costero (Ctenomys australis), un roedor herbívoro de la primera y segunda línea dunosa, subterráneo, tímido y solitario, de habito diurno y nocturno de hasta 35 centímetros de largo con un pelaje fino y espeso de colores pardos muy claros.
Es el primero que empieza en las dunas con sus vocalizaciones como tambores que le dan su nombre. Su “tucotuco” se escucha entre agosto y febrero que coincide con sus dos periodos reproductivos. Realiza grandes excavaciones a gran velocidad, y a veces solo se ve la arena salir impulsada de la cueva pero si se mantiene sigilo, se lo puede llegar a ver aunque se entierra al menor disturbio.
El tuco-tuco vive desde Quequén hasta Punta Alta. En el tercer cordón también se puede encontrar al tuco tuco de los talares (Ctenomys talarum), que es más pequeño y oscuro.
Doumecq Milieu resalta que “la nómina podría ser mucho más amplia tanto de la fauna como el de las muchas especies botánicas endémicas adaptadas al lugar. Lo que delata la extrema necesidad de cuidar desde las acciones oficiales al denostado pastizal. Para algunas personas este ambiente es un emblema de abandono, de desidia, de ratones y de suciedad. Mientras que en realidad es nuestro ambiente primigenio, cuna de nuestras verdaderas especies”.
Luego destaca que aún con la instalación del parque eólico, pese al disturbio de los aerogeneradores, caminos internos y construcciones, se mantiene como una reserva aceptable y bastante equilibrada del ambiente, aunque sugiere que “ya que el terreno es propiedad municipal, sería fácil, económico y ambientalmente importante dictar medidas desde el Ejecutivo para resguardarlo y mantenerlo protegido de las actividades humanas, como son el pastoreo de animales, el ingreso de perros y, sobre todo, de las rastrilladas, huellas y demás agresiones que producen las ruedas de motos, areneros y cuadriciclos que concurren a aquella zona a disfrutar del vértigo del off-road amateur”.///